LA MáQUINA DEL FANGO Y EL ESPEJO LATINOAMERICANO

La venganza es probablemente la bajeza más transversal de la política, el impulso que frena los avances democráticos, que frustra las transiciones y que amenaza la convivencia. En América Latina, las revanchas vertebran un código no escrito de la disputa entre representantes públicos rivales, gobernantes y exgobernantes, que a menudo define la esencia de sus relaciones. Basta con echar un vistazo a la historia reciente de la región, de Argentina a Brasil, pasando por Colombia: al margen de las consideraciones sobre la solidez de los casos y de las investigaciones, la batalla por el poder casi siempre pasa por la justicia. A veces, eso se traduce en persecución, el llamado lawfare. Y en este contexto, algunos de los principales líderes políticos latinoamericanos han cerrado filas con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, mostrando su apoyo desde las redes sociales y animándole a resistir.

Uno de los primeros fue el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que pasó 580 días en prisión antes de que sus condenas por corrupción quedaran anuladas. “Hablé con el presidente español para solidarizarme con su liderazgo y su papel para una España democrática cada vez más justa, próspera y humana. Su fuerza y su papel son importantes para su país, para Europa y para el mundo”, escribió en X. También su homólogo colombiano, Gustavo Petro, manifestó su solidaridad, aunque aprovechó para hablar de las dinámicas políticas de Bogotá y hacer referencia a la investigación contra su hijo Nicolás por supuesta financiación ilegal en la campaña de 2022.

“La máquina del fango impulsada por la extrema derecha española ha buscado destruir la familia de Sánchez para detener las políticas progresistas”, afirma Petro al enfatizar el origen ideológico de la embestida. “En Colombia, la derecha, hace tiempos franquista, hace la misma faena con el primer Gobierno progresista desde hace muchas décadas. Algunas personas ingenuas creen que es ser de centro caminar al lado de los que llevan un ataúd como amenaza y gritan ‘muerte al presidente”, continúa antes de volver a aludir a Eco, al igual que hizo el jefe del Gobierno español en su carta. “La máquina del fango se ha disparado en Colombia, solo que aquí, además, asesina”.

La máquina del fango es una imagen popularizada por el escritor y semiólogo al hilo de su última novela, Número cero. Sin embargo, esa expresión que describe una manipulación informativa dirigida a causar daño deliberado ya se usaba (y practicaba) en los peores mentideros mediáticos italianos. “Lo que busca es convertir el caso de la esposa del presidente Sánchez en un episodio para atacar la reputación de él, su Gobierno y su familia. Nuestra solidaridad para el presidente y los suyos”, resumió el exmandatario colombiano Ernesto Samper.

Pero más allá de las muestras de apoyo al líder del PSOE, el debate ha girado en torno a la decisión anunciada para este lunes. La posición es prácticamente unánime. Esto es, Sánchez debe sobreponerse a las presiones. El Grupo de Puebla, una organización que reúne a jefes de Estado y dirigentes progresistas de Iberoamérica, lo expresa sin matices: “Alentamos al presidente Sánchez a mantenerse firme frente a la campaña de acoso y desprestigio de la ultraderecha española. No es su figura la que quieren manchar, sino las ideas progresistas que representa y respaldan millones de españoles”.

El presidente boliviano, Luis Arce, también se pronunció, invitando a “levantar las banderas de la política” frente a “la mentira”. Y el sábado, Alberto Fernández, que en diciembre pasó el testigo al ultraderechista Javier Milei, se hizo eco de la movilización de simpatizantes socialistas: “En España la derecha se ha confabulado con los medios y la justicia tratando de horadar la honorabilidad de un presidente progresista y democrático. Cualquier parecido con Argentina, con Brasil, con Ecuador o con Chile… ¿Es pura coincidencia?”.

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